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La brecha salarial separa en Venezuela a las mujeres de sus pares ejecutivos

por Lisseth Boon
El Mundo

La desigualdad entre hombres y mujeres en la alta gerencia no solo se expresa en la distribución de puestos estratégicos, también se manifiesta en la diferencia de remuneraciones, lo que se entiende como brecha salarial.

Si bien la diferencia de sueldos  promedio en Venezuela es de 14,2%, es un hecho que a mayor grado de instrucción menos diferencia salarial. De esta manera, la diferencia salarial entre hombres y mujeres con estudios universitarios es de 4%, mientras que en la población analfabeta es de 60%.

Así lo calcula, a partir de los datos oficiales, la investigadora Adicea Castillo en el estudio Incorporación diferenciada de las mujeres y los hombres en el desarrollo de Venezuela (1900-2011).

Castillo,  quien es coordinadora del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela (CEM-UCV), reveló que los hombres que trabajan por cuenta propia ganan 46% más que las mujeres. La brecha salarial menor se registra entre patronos (4,8%), empleados y obreros particulares (5,6%) y sus homólogos en el sector público (5,7%).

Curiosamente, en el cooperativismo que supone equidad de género, las mujeres ganan 18% menos que los hombres.

«Todavía en Venezuela no se ha alcanzado la igualdad salarial entre hombres y mujeres, aunque viene disminuyendo, en especial en  los sectores de más altos ingresos, pero no así en las actividades formales e informales que ocupan particularmente a las mujeres de bajos ingresos, con graves consecuencias en el aumento de la pobreza femenina en el país, donde, en 2011, 39% de los hogares venezolanos tenían una jefatura femenina (INE).

Indagar sobre las razones de la discriminación ocupacional contempla varias direcciones. «A  lo largo de su carrera, las mujeres enfrentan situaciones distintas a las de los hombres, en primer lugar porque tienen doble o triple jornada con las ocupaciones de trabajo, hogar y estudios», recuerda Delgado.

También destaca la persistencia de la división sexual del trabajo como una de las maneras en que se expresa una sociedad cuya cultura es patriarcal. «Se mimetiza tanto que a muchas mujeres ejecutivas les cuesta ver esta situación de desigualdad», afirma Delgado. «87% de la muestra reconoció que tuvo que sacrificar  su vida familiar para ascender. Otras prefirieron ceder espacios».

Castillo piensa que aún persiste la mentalidad patriarcal y por otro lado son muy débiles las políticas de apoyo a la maternidad, tanto del Estado como de las empresas.
Delgado agrega que debe materializarse un cambio de paradigma, no solo de la división del trabajo sino también del rol de las mujeres, para lograr la equidad laboral.

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